Marc Márquez llega a Barcelona en uno de los momentos más brillantes de su carrera reciente, con una racha de victorias consecutivas que parece inabordable para sus rivales. Sin embargo, frente a la euforia que rodea su temporada, el piloto de Cervera ha optado por el discurso de la cautela. Lo hace en un circuito que nunca ha considerado entre sus mejores plazas y donde admite que tendrá que trabajar más de lo habitual para estar al máximo nivel. “Como cada año sé que tendré que trabajar más en este circuito para tratar de llegar al más alto nivel, que será el objetivo de este fin de semana. Pero llegamos en un buen estado de forma. Es verdad que es uno de mis peores circuitos en el calendario, pero el hecho de que sea el GP de casa, la verdad es que siempre me insufla esa motivación extra en la carrera al sprint y en la carrera del domingo, que es donde trataremos de sacar la máxima cantidad de puntos”, explicó.
El propio Márquez no esconde que Montmeló puede ser el escenario donde se frene su racha de victorias. “Puede ser, quizás es el momento de que se frene toda esta racha de victorias consecutivas, pero trataremos de trabajar al máximo para estar en lo más alto. Pero también es cierto que no solo Alex estará fuerte, sino que también Pecco ha ganado aquí en los dos últimos años, o las últimas tres ediciones de aquí. Ganó en los dos últimos domingos aquí el año pasado, así que bueno, ya veremos qué podemos hacer. Pero también la Aprilia normalmente aquí con Aleix se mostraba súper rápida, así que vamos a ver si podemos estar ahí con el grupo delante”, añadió.
Barcelona, además, es un lugar con valor simbólico en la trayectoria reciente del catalán. En este circuito se subió por primera vez a la Ducati oficial, el paso que le devolvió la convicción de que podía volver a pelear por un título. “Incluso antes de los test ya fui capaz de entender que esa era la moto y el lugar que me permitiría luchar por el campeonato. Y cuando comencé a trabajar en los primeros test, ya entendí la diferencia entre la moto GP24 y GP25, de la GP23 a GP25, otorgaba esas décimas en la recta, que es muy importante. Además el equipo funciona muy bien, trabaja muy bien, y entonces ya empezamos a ir construyendo todo. Pero antes de los test ya pude entender que este era mi lugar”, recordó.
Mientras tanto, en el horizonte aparece la posibilidad de tener su primera “match ball” en Misano, aunque ni siquiera esa perspectiva logra desviar la atención de Márquez del presente. “Quiero tener la bola de partido lo más pronto posible; pero, honestamente, prefiero tenerla en Japón o cuando llegue a Indonesia. Porque si la tengo en Misano, eso significará que mi hermano habrá tenido un GP desastroso aquí en Cataluña. Y si me mantengo concentrado, es una cuestión de tiempo el que llegue. Pero en este caso la verdad es que prefiero desearle un buen fin de semana a mi hermano que tener la bola de partido en Misano”.
El relato de Márquez en Montmeló, más que un discurso de confianza, es un ejercicio de control. El piloto que arrasa en los circuitos sabe que el suyo es un regreso medido paso a paso, y que incluso en una temporada tan aplastante conviene recordar que hay escenarios donde la historia suele ser más esquiva. Quizás esa mezcla de prudencia y ambición sea, en definitiva, la explicación de por qué ha logrado sostener una de las rachas más dominantes de la era moderna.
