Entre la adaptación frustrante y el podio redentor, la trayectoria del italiano resume el presente y los desafíos inmediatos de KTM en la categoría reina.
“El principal problema vino conmigo mismo porque tengo en mente el estilo de la Ducati”: esa fue una de las primeras declaraciones de Enea Bastianini al iniciar su temporada con KTM. Y, en realidad, es una reacción comprensible. Pasar del equipo oficial más dominante de los últimos años —garantía de podios y victorias— a una estructura satélite, no tiene comparación. Ningún fabricante se ha acercado todavía a la efectividad casi quirúrgica de la moto diseñada por Gigi Dall’Igna en Borgo Panigale.
Por primera vez desde que llegó a MotoGP, Bastianini debía cambiar de fábrica. Y no era cualquier reto: se trataba de salir de la seguridad de un equipo oficial para aterrizar en una KTM que, al cierre de 2024, navegaba entre la incertidumbre financiera y un panorama deportivo difuso.
En MotoGP, pocos pilotos pueden elegir su destino. La mayoría se adapta a lo que haya disponible. Con la llegada de Marc Márquez a Ducati, las puertas se cerraron y ‘La Bestia’ italiana apenas tuvo un contacto con Aprilia antes de aceptar la opción de Tech3. Firmó en medio de la turbulencia, con un sueldo discreto, propio de una empresa en crisis.

Los primeros test del año dejaron claro que los problemas eran también deportivos. Y aunque las comparaciones siempre son injustas, debió ser frustrante para Bastianini pasar de ganar la sprint de Buriram en 2024 a terminar 18° en la edición de este año, primer Gran Premio de la temporada.
“Necesito más tiempo del que esperaba para estar cómodo y más rápido”, reconoció. Y ese tiempo se le hizo largo: carrera tras carrera quedó relegado, superado por Pedro Acosta, Brad Binder y Maverick Viñales. La frenada, la entrada en curva y el agarre con neumáticos nuevos fueron sus principales obstáculos. Como cualquier trabajador en crisis, buscó refugio en lo que conocía. Pero pronto descubrió que nada de lo que le servía en Ducati funcionaba en la RC16.
En medio de ese bajón, cambió de representante y hasta se habló de un posible salto a Aprilia si Jorge Martín dejaba vacante la moto del campeón. Nada de eso se concretó. Solo el efecto Viñales —con su rápida adaptación y algún destello competitivo— mantuvo viva la idea de que KTM podía ser algo más que un proyecto en caída.
El podio fallido de ‘Top Gun’ en Qatar y las buenas actuaciones en España, Francia y Países Bajos sirvieron de impulso. Las actualizaciones en Aragón (carenado aerodinámico que corrigió la falta de giro) y Austria (nuevo escape) resultaron claves para el renacer del #23.

Y aunque pueda sonar anecdótico, hasta la intoxicación alimentaria que lo dejó con tres kilos menos pareció marcar un punto de quiebre: de ahí surgió el podio al sprint en Brno, un quinto lugar sólido en Balaton Park y, finalmente, el podio de Cataluña, su primero con KTM.
Ese resultado reivindica no solo al piloto, sino también al equipo. KTM es hoy uno de los garajes más completos de la parrilla: la dupla de jóvenes estrellas (Acosta y Bastianini), el oficio de Binder, el talento de Viñales y la asesoría de Pedrosa y Pol Espargaró, que incluso regresó a pista para meterse en el top 10 en Chequia y Hungría.
Los números lo reflejan: Bastianini sumó 42 puntos en los últimos cuatro Grandes Premios, los mismos que había logrado en los diez anteriores. Ahora asegura que encontró el punto fuerte de la RC16 y una base para demostrar su verdadero nivel. Una señal de que KTM, con el salvavidas financiero de Bajaj Auto, parece haber dejado atrás la incertidumbre.
El próximo examen serán los test de Misano. Allí se pondrán a prueba las nuevas piezas, bajo el contexto de un Acosta que sigue siendo la punta de lanza, un Viñales que necesita tiempo tras su lesión, un Binder que se mantiene fiable pero irregular y un Bastianini que emerge como una carta inesperada. Si todo sigue en esa dirección, KTM podría volver a ser un rival real para Ducati y Aprilia, en un campeonato donde Honda intenta resurgir y Yamaha promete, sin certezas, el salto de su nuevo motor V4.
Brillante trabajo, Daniela
Magnífico relato, escueto y claro.