En Montmeló, Alex Márquez encontró la mejor manera de exorcizar los fantasmas del sábado. Tras la caída en la sprint, cuando lideraba con solidez y vio cómo su hermano mayor heredaba el triunfo, el piloto de Gresini respondió en la carrera larga con una actuación madura, serena y demoledora. Fue un golpe de autoridad que, además de entregarle la victoria, pospone el alirón de Marc, que deberá esperar para cerrar el que parece inevitable séptimo título de la categoría reina.
El guion se decidió pronto. Marc arrancó mejor y se situó al frente en la primera curva, pero Alex no se dejó intimidar. Aguardó tres vueltas, midió el ritmo y en la cuarta lanzó el ataque en el punto más evidente: la frenada al final de la recta. Recuperado el liderato, controló la situación con un margen que osciló en torno al medio segundo, hasta que en el tramo final Marc se dio por vencido, aceptando que no había más que rascar en casa. El menor de los Márquez cruzó meta con más de un segundo y medio de ventaja, suficiente para demostrar que el error de la sprint fue un accidente, no un síntoma.
El resultado tiene también lecturas mayores. Ducati no podrá celebrar el título de pilotos en Misano; la resolución se aplaza, como mínimo, al inicio de la gira asiática. Y para Alex, esta victoria significa mucho más que un simple triunfo: es la confirmación de que este año ha dado un salto en consistencia y velocidad, capaz de batir al piloto que lleva meses monopolizando el campeonato.
El podio lo completó Enea Bastianini, que logró su primer cajón del año y el primero vestido de naranja con KTM. El italiano derrotó en el mano a mano inicial a Pedro Acosta, cuarto, cuya elección del neumático blando trasero le dejó sin opciones de respuesta en el tramo decisivo. Quartararo volvió a sacar oro de una Yamaha limitada y firmó un quinto puesto que, en otro contexto, parecería anodino, pero que hoy sabe a victoria técnica.
Más atrás, Ai Ogura sostuvo la bandera de Aprilia con una meritoria sexta plaza, mientras Pecco Bagnaia volvió a mostrar un nivel discreto pese a una gran salida que le permitió luchar durante varias vueltas en el grupo. El turinés acabó séptimo, batido por ritmo y sin señales claras de recuperación. Luca Marini, octavo, le pisó los talones, confirmando que la Honda ha encontrado cierta estabilidad en este tramo de la temporada.
Oliveira firmó la novena posición, consolidándose como segundo mejor representante de Yamaha, y Jorge Martín cerró el top ten en otro fin de semana difícil para el campeón defensor, al igual que para su compañero Bezzecchi, víctima de una caída en su duelo con Morbidelli.
En la zona media, Joan Mir terminó duodécimo y Maverick Viñales, aún convaleciente de la lesión en el hombro, consiguió al menos completar la distancia de carrera en decimotercera posición.
