El primer entrenamiento libre del Gran Premio de Catalunya ofreció un guion reconocible en MotoGP: Pedro Acosta aprovechó la goma nueva para terminar en lo más alto, mientras Marc Márquez, sin necesidad de recurrir a ese recurso, dejó la sensación de que sigue siendo el rival a batir. El murciano de KTM firmó un 1.38.979 en el minuto final de la sesión que lo colocó en cabeza, pero el dato relevante no fue tanto la tabla de tiempos como la forma en que se construyó.
Márquez rodó siempre con los mismos neumáticos y aun así fue capaz de liderar buena parte de la tanda, para cerrar tercero a solo dos décimas de Acosta. En un trazado que el propio Marc ha calificado como incómodo para él en el pasado, la demostración de ritmo con carga completa adquiere un valor especial. Johann Zarco, recién renovado con LCR Honda, aprovechó también el neumático nuevo para escalar a la segunda posición, un resultado simbólico que sirve como refuerzo a su continuidad en la parrilla.
La otra cara de la moneda volvió a ser Francesco Bagnaia. El piloto oficial de Ducati, que había insistido el jueves en los progresos realizados con la Desmosedici tras el cambio de puesta a punto en Hungría, no logró salir del fondo de la clasificación y cerró la sesión penúltimo, con un 1.40.535. El contraste entre sus palabras y la cruda tabla de tiempos subraya la montaña rusa en la que se ha convertido su temporada.
Más alentador fue el regreso de Maverick Viñales. Dos semanas después de su fractura en el hombro izquierdo, el piloto de KTM completó un sólido cuarto puesto, confirmando que la recuperación ha sido efectiva aunque él mismo reconociera que no llega al cien por cien. Por detrás, Alex Márquez firmó un discreto quinto mejor tiempo y Luca Marini volvió a situarse en el grupo delantero con la Honda oficial.
Marco Bezzecchi, octavo, fue el mejor representante de Aprilia, mientras Jorge Martín quedó lejos con un preocupante vigésimo primer lugar. La primera Yamaha en la tabla fue la de Jack Miller, undécimo pese a sufrir la única caída de la sesión.
El viernes en Montmeló no resolvió nada, pero dejó algunas pistas claras: Acosta mantiene la frescura y el hambre que lo convierten en un aspirante creciente al podio, Zarco y Viñales encontraron motivos para sonreír, Bagnaia sigue atrapado en su propio laberinto y Márquez, sin necesidad de alardes, volvió a dejar la impresión de que incluso en un circuito que dice no favorecerle, la referencia real sigue siendo él.