“Una luz brillante llamada Fermín iluminó la pista de Mandalika. Su primera victoria llegó en su año de debut en la máxima categoría, como solo los verdaderos campeones pueden lograr”, escribió Gigi Dall’Igna en su LinkedIn tras el triunfo del murciano en el Gran Premio de Indonesia.
Un fin de semana de señales
Desde la segunda posición en la primera práctica, el cuarto lugar en la FP2 y la segunda plaza en la parrilla de salida, Aldeguer dejó claro que sería un contendiente serio. En la carrera Sprint, su duelo con Marco Bezzecchi fue una advertencia: el piloto de Gresini tenía el ritmo y la audacia para desafiar a los más experimentados.
Pero su victoria impecable del domingo no es solo un dato estadístico. Fue una exposición abierta de su talento natural, vuelta tras vuelta, hasta dejar claro que no había sido una casualidad.
Técnica, ritmo y madurez en la pista
Durante todo el fin de semana, el rookie mostró un pilotaje fluido y preciso, con una sutileza especial al acelerar y una capacidad extraordinaria para frenar tarde sin desestabilizar la moto. Su manejo del equilibrio entre gestión de neumáticos, estabilidad y agresividad fue una clase magistral de control y madurez.
A casi siete segundos de Pedro Acosta, su perseguidor más cercano, y con Bezzecchi fuera por la aparatosa caída que derivó en la lesión de Marc Márquez, Fermín comenzó a saborear lo inevitable: su primera victoria. Con apenas 20 años y 183 días, se convirtió en el segundo piloto más joven en ganar en MotoGP/500cc.
Pidió a su equipo no recibir información en el tablero durante la carrera. Corría concentrado, aunque en su mente se filtraba el deseo de ganar. Intentó distraerse cantando mentalmente o ensayando sus respuestas en inglés para los medios. Reacciones simpáticas a más de 300 km/h y que fueron las únicas licencias de un fin de semana perfecto.
La red que sostuvo su talento
Para entender el valor de este triunfo, hay que mirar hacia atrás y reconocer a quienes confiaron en su talento cuando pocos lo hicieron.
Desde Cuna de Campeones hasta la European Talent Cup, Aldeguer —un joven de un pequeño pueblo murciano y sin grandes recursos— siempre fue competitivo. Pero a finales de 2019, parecía quedarse sin camino para sostener su carrera.
Ahí apareció Héctor Faubel, junto a José Manuel Ruiz, quienes apostaron por él. Le ofrecieron una moto de 600cc en el campeonato europeo de Moto2 de Superstock del 2020, donde Fermín se coronó campeón con solo 15 años. Esa fue la primera pieza del plan que cambiaría su destino.

Al siguiente año, también corrió en MotoE y debutó en Moto2 en el GP de Italia, convirtiéndose en el más joven en hacerlo en la categoría intermedia. Su talento no pasó desapercibido: Luca Boscoscuro le ofreció un un contrato para quedarse en Moto2 a partir del 2022 y cumplió así con el deseo de Faubel de evitar su paso por Moto3, una categoría según él, poco adecuada para su estatura de 1,81 m.
Un camino distinto hacia MotoGP
En Moto2, Aldeguer acumuló ocho victorias y cuatro podios adicionales, siendo contendiente al título en 2023 y 2024. Su nombre ya sonaba entre los equipos de MotoGP. Incluso recibió una oferta del VR46, pero su entorno decidió esperar. La razón era clara: Gigi Dall’Igna tenía planes más grandes.
El arquitecto del éxito de Ducati vio en él una joya a pulir. Le ofreció un contrato con proyección a largo plazo y lo ubicó en el mejor entorno para su crecimiento: Gresini Racing, bajo la dirección de Nadia Padovani, un equipo donde la calidez humana y la confianza han sido la base de sus triunfos.
Allí ya han ganado Enea Bastianini, Fabio Di Giannantonio, Marc Márquez, Álex Márquez, y ahora Fermín Aldeguer.
El nacimiento de una nueva generación
La victoria de Aldeguer en Mandalika marca más que un hito personal: es una declaración generacional. En su temporada de debut, el murciano demostró que tiene las condiciones, la técnica y la mentalidad para liderar el relevo de MotoGP.
Y junto a Pedro Acosta, quien fue segundo en Indonesia, nos ofrecen una especie de tráiler de lo que se avecina en el Mundial.
Fermín Aldeguer, el joven que tomó rutas alternas, que esperó su momento y que se rodeó de las personas adecuadas, empieza a cosechar los frutos de su madurez deportiva.
La victoria en Mandalika confirma que aquella apuesta de Dall’Igna no fue casualidad. Aldeguer tiene todo para construir, paso a paso, una carrera sólida en MotoGP.