noviembre 30, 2025
septiembre 28, 2025
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Marc Márquez está por fin en paz

El Gran Premio de Japón quedará grabado como la jornada en la que Marc Márquez cerró el círculo más complejo de su carrera. Lo hizo sin necesidad de ganar la carrera —ese honor fue para Pecco Bagnaia, que se llevó su segundo triunfo del curso con un humo blanco acompañándole buena parte de la prueba—, pero sí con la serenidad de quien, después de atravesar un desierto de cinco años, alcanza por fin la meta más buscada: recuperar su sitio en la cima.

Segundo en Motegi, por detrás de su compañero de Ducati, y por delante de Joan Mir, que devolvió a Honda al podio, Márquez conquistó su noveno título mundial, el séptimo en la categoría reina. Una cifra que, más allá de debates sobre estadísticas o etiquetas, adquiere un valor emocional imposible de medir en números.

Desde aquel día aciago en Jerez 2020, cuando su brazo derecho se convirtió en una losa que casi le obligó a abandonar, todo parecía cuesta arriba. Operaciones, recaídas, frustraciones, motos que no acompañaban, dudas que lo empujaron a pensar seriamente en la retirada. Lo que ha hecho desde entonces trasciende lo deportivo: ha sido una pelea íntima contra su propio cuerpo y contra la tentación de rendirse.

Por eso Japón, un país al que siempre estuvo ligado —aquí celebró tres de sus títulos anteriores vestido de Honda—, es hoy el escenario perfecto para completar la historia. El mismo lugar donde aprendió a ser campeón con la fábrica del ala dorada es ahora el sitio donde, enfundado en el rojo de Ducati, se consagra de nuevo. El mismo Motegi que le vio reinar con Lorenzo, Rossi, Pedrosa o Dovizioso de rivales, le ve ahora imponerse a una generación entera que llegó con hambre de destronarlo.

Los números de 2025 son demoledores: once victorias los domingos, catorce sprints, diez fines de semana perfectos con doblete. Y en todas las carreras en las que no besó el asfalto, acabó en el podio. Una superioridad que deja sin argumentos a quienes dudaban de si el campeón de antes podía volver. No solo ha vuelto: lo ha hecho más fuerte, con más margen que nunca —más de 200 puntos de diferencia sobre Álex Márquez, su hermano y único rival matemático hasta este fin de semana—, con cinco citas aún por disputarse.

Lo que se consuma en Motegi no es solo un título más en su palmarés. Es la confirmación de que aquel niño que corría sin miedo, aquel adulto que arrasaba sin piedad y aquel piloto roto que parecía acabado, son la misma persona. Marc Márquez ha logrado lo que parecía imposible: reconciliarse con su propio cuerpo, con el paso del tiempo y con la historia.

Por eso este noveno campeonato tiene un valor único. Porque no es solo la proeza de un piloto que nunca dejó de ser competitivo, sino la victoria íntima de alguien que ha aprendido a levantarse cuando todo parecía perdido. Y porque en Japón, tras cinco años de lucha, Marc Márquez está, por fin, en paz.

3 Comments Deja una respuesta

  1. MAS QUE UN CLUB, MAS QUE UN NÚMERO. BARCELONA / MARC MARQUEZ

    Es una historia que no sabremos hasta donde llegará, pero ha tenido una conclusión épica al fatal desenlace de un SER que quiso comerse el mundo de un solo bocado, y tuvo que descubrir a pase de un enorme golpe en su vida, que la comida ha de ser disfrutada de bocado en bocado. Deseo no sea mas que la continuidad a llegar a ser también el que mas campeonatos deguste.

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