Hay victorias que se construyen en un adelantamiento decisivo, en una maniobra al límite que levanta al público de la grada. La de Marc Márquez en Misano no fue una de ellas. Fue, más bien, un ejercicio de control psicológico, de resistencia mental y de esa capacidad que tienen los campeones para imponer un ritmo imposible de quebrar.
Marco Bezzecchi lo intentó todo. El italiano, impulsado por correr en casa y respaldado por una Aprilia cada vez más competitiva, se mantuvo a rueda de Márquez durante casi toda la carrera. Forzó vueltas rápidas, buscó el hueco, trató de incomodar al líder del Mundial. Pero la respuesta siempre fue la misma: el #93 replicando con otra décima, otra trazada perfecta, otra vuelta que borraba cualquier ilusión de ataque. Medio segundo fue la distancia en meta, suficiente para entender que, aunque Bezzecchi plantó cara, nunca tuvo realmente el control.
El triunfo es el undécimo del año para Márquez, que ya acumula 512 puntos, un récord absoluto cuando aún restan seis grandes premios. La consecuencia inmediata es clara: en Japón tendrá la primera oportunidad matemática de proclamarse campeón del mundo por séptima vez en MotoGP. Su ventaja sobre Álex Márquez, segundo en la clasificación general, es de 182 puntos. Si en Motegi logra ampliarla a 185, el campeonato quedará sentenciado.
El podio lo completó precisamente Álex Márquez, tercero en una carrera que confirma el crecimiento constante del pequeño de los de Cervera. Una imagen, la de los dos hermanos juntos en el cajón, que resume el peso que ambos han tenido en el campeonato de 2025: uno dominando sin fisuras, el otro consolidado como su perseguidor más sólido.
Detrás, Franco Morbidelli volvió a exhibir su regularidad con un cuarto puesto que refuerza su gran temporada en el equipo VR46, mientras que Fabio Di Giannantonio fue quinto, manteniendo la buena línea con la Ducati. Fermín Aldeguer, sexto, aprovechó una carrera marcada por incidentes para seguir sumando resultados valiosos.
No todos encontraron motivos para celebrar. Pecco Bagnaia, que rodaba séptimo, volvió a irse al suelo en un año que se ha convertido en un tormento constante. Y Pedro Acosta, que apuntaba a pelear por el podio, tuvo que abandonar por un problema mecánico: la cadena de su KTM lo dejó fuera cuando más fuerte se sentía.
Mas claro… agua…, un artículo como a un servidor, le gusta, directo al grano, sin florituras, pero reflejo fiel de lo ocurrido el domingo en Misano.