Jack Miller seguirá en el Prima Pramac Yamaha al menos hasta 2026. El australiano, que ya defendió los colores de la estructura entre 2018 y 2020 en su etapa Ducati, afrontará ahora su segundo año consecutivo en esta nueva alianza con Yamaha, consolidando un papel que va más allá de lo que muestran los resultados.
En su regreso al paddock de Pramac, esta vez con una YZR-M1 que aún busca recuperar el terreno perdido frente a Ducati, Aprilia y KTM, Miller ha alcanzado como mejor posición un quinto lugar en Austin. No es un dato que deslumbre, pero tampoco se podía esperar mucho más en un año en el que Yamaha todavía está lejos de las motos dominantes. Lo relevante ha sido otra cosa: su consistencia, su capacidad de adaptación y su manera de integrarse de inmediato en un proyecto en plena reconstrucción. Yamaha lo subrayó en su comunicado oficial: “La energía, la experiencia y la adaptabilidad probada de Jack han sido una fuerza dentro de Yamaha y el equipo Pramac”. No se trata de retórica: lo que la fábrica japonesa necesita ahora mismo no son solo resultados, sino certezas.
Esa certeza será aún más importante en 2026, cuando Miller comparta box con Toprak Razgatlıoğlu, bicampeón del mundo de Superbikes y actual líder del campeonato. La llegada del turco supone un terremoto mediático y técnico para Yamaha, que no podía permitirse rodearlo de incógnitas. Toprak será un experimento de alto voltaje: cómo traducir su agresividad y espectacularidad a MotoGP. Para equilibrar ese desafío, tener al otro lado del box a un piloto con kilómetros en Ducati, KTM y ahora Yamaha ofrece un contrapeso de estabilidad.
El propio Miller lo expresó en su estilo llano: “Estoy muy feliz y emocionado de quedarme en Yamaha y el Prima Pramac. Este año ha sido un regreso increíble a Pramac Racing. Quiero trabajar duro con Yamaha para ayudar a desarrollar la moto y cerrar la brecha con los otros fabricantes. Creo que lo mejor está por venir”. Una declaración que refleja bien su rol: no tanto el de estrella, sino el de engranaje esencial en un proyecto que necesita tiempo y paciencia.
El anuncio también deja una víctima evidente: Miguel Oliveira, que se marcha tras un año marcado por la lesión en Argentina y por un papel ingrato de piloto de transición. Yamaha le agradece profesionalismo y espíritu de equipo, pero el futuro inmediato se ha decantado por la experiencia de Miller y la apuesta de impacto de Razgatlıoğlu. Oliveira fue útil, pero no estratégico.
“Estoy muy feliz y emocionado de quedarme en Yamaha y el Prima Pramac. Este año ha sido un regreso increíble a Pramac Racing. Quiero trabajar duro con Yamaha para ayudar a desarrollar la moto y cerrar la brecha con los otros fabricantes. Creo que lo mejor está por venir”
Jack Miller
En el paddock, la renovación de Miller se interpreta como un movimiento pragmático: Yamaha no podía arriesgarse a juntar a Toprak con otro piloto en proceso de adaptación. Necesita datos fiables, comparaciones claras y un referente sólido. Miller garantiza todo eso, además de un carácter positivo en el box y una capacidad de análisis que ha convencido a los ingenieros.
Quizás ya no sea el hombre llamado a ganar domingos épicos, pero Miller es ahora el perfil que Yamaha busca: un veterano con memoria, capaz de aportar calma en medio de la tormenta y de empujar en la dirección correcta. En un campeonato donde Ducati domina, KTM y Aprilia crecen, Yamaha necesita más que nunca voces con perspectiva. Y en 2026, la voz de Jack Miller seguirá siendo una de ellas.