Cuando Johann Zarco cruzó primero la meta de Le Mans este mayo, la grada francesa tembló como pocas veces lo había hecho. El piloto de 35 años devolvía a Honda una victoria en MotoGP dos años después de la última, en 2023, y lo hacía en el escenario más simbólico posible. No era solo un triunfo inesperado: era un alivio para una fábrica que ha pasado de la hegemonía a la supervivencia en apenas un lustro.
Por eso, el anuncio de su renovación hasta 2027 tiene un aire de lógica inevitable. Zarco seguirá en el LCR Honda, el equipo satélite de Lucio Cecchinello, pero con un estatus de piloto de fábrica que lo equipara en material y recursos a los hombres del equipo oficial. Es el premio a su consistencia y, sobre todo, a su capacidad de aportar en el desarrollo de la RC213V. En un proyecto que busca desesperadamente referencias, el francés se ha convertido en una brújula fiable.
A metros del box de Cecchinello, Luca Marini también asegura su futuro en Honda, en su caso dentro del equipo oficial. El italiano, que llegó en 2024 para ocupar el asiento que dejó libre Marc Márquez, continuará en HRC al menos hasta 2026. Su temporada 2025 ha sido irregular, marcada por un accidente en un test de las 8 Horas de Suzuka que lo apartó de tres grandes premios, pero también con señales alentadoras: un quinto puesto en Hungría, su mejor resultado con la moto oficial, y un rendimiento creciente a medida que la RC213V recupera competitividad.
Lo que Honda valora en Marini no es tanto la espectacularidad de los resultados como su perfil analítico. En un equipo que necesita entender cada paso técnico, sus comentarios han sido descritos por la dirección como claros, útiles y constantes. Marini no es un piloto que brille de manera inmediata, pero sí uno que contribuye a la lenta reconstrucción de una moto que ha perdido su antigua identidad ganadora.
La doble renovación habla de un mismo plan desde dos ángulos distintos. Zarco aporta veteranía, un palmarés de podios y la serenidad de alguien que ya no corre por títulos, sino por solidez y continuidad. Marini representa la apuesta por un perfil más joven, todavía en busca de su techo, pero con la capacidad de sumar kilómetros y desarrollo. Juntos no garantizan victorias inmediatas, pero sí una base de estabilidad, algo que Honda necesita tanto como la velocidad punta.